La vicepresidenta segunda del CIE hace un llamamiento al desarme nuclear mundial y destaca el liderazgo del personal de enfermería en la construcción de la paz
El Consejo Internacional de Enfermeras (CIE), en estrecha colaboración con la Japanese Nursing Association (JNA), llevó la poderosa voz de la profesión de enfermería mundial al 24.º Congreso Mundial de Médicos Internacionales para la Prevención de la Guerra Nuclear (IPPNW), celebrado bajo el lema «Un mundo sin armas nucleares: Nagasaki como última ciudad bombardeada con una bomba atómica».
En representación de los 30 millones de profesionales de enfermería de todo el mundo, la vicepresidenta segunda del CIE, Megumi Yamaura-Teshima, pronunció un emotivo discurso en el que instó a la prohibición total y la eliminación de las armas nucleares y reafirmó el vínculo vital entre la salud y la paz.
«La salud y la paz son inseparables», afirmó Yamaura-Teshima. «Como personal de enfermería, la profesión más respetada del mundo, tenemos el deber y la responsabilidad moral de alzar la voz contra todas las amenazas a la vida, incluidas las armas nucleares».
En Nagasaki, donde se celebró el Congreso, Yamaura-Teshima honró la memoria del personal de enfermería que sobrevivió y atendió a las víctimas del bombardeo atómico de 1945, entre ellas Hisamatsu Shisono, galardonada posteriormente con la medalla Florence Nightingale. Afirmó: «Su valentía nos recuerda por qué Nagasaki debe seguir siendo la última ciudad bombardeada con armas nucleares. No hay ninguna justificación política, militar o económica que supere la necesidad imperiosa de eliminar las armas nucleares».
La presidenta de la Japanese Nursing Association, Tomoya Akiyama, comentó:
«Este año se cumplen ochenta años de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki. Fue muy significativo que la profesora Megumi Yamaura-Teshima, vicepresidenta segunda del CIE, representara al CIE y a los profesionales de la enfermería de todo el mundo en el 24.º Congreso Mundial de la IPPNW, hablando como una de las profesionales de la enfermería que aspiran a la paz en esta ocasión histórica.
Hace ochenta años, en 1945, los bombardeos atómicos redujeron a ruinas las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, cobrando numerosas vidas y causando un sufrimiento considerable. El intenso calor de los rayos térmicos de las bombas atómicas provocó incendios y la población sufrió quemaduras graves. La fuerte explosión derribó edificios, lanzó a la gente por los aires y les golpeó con fragmentos de cristal y madera. Los efectos de la radiación causaron daños extensos. Incluso después de todos estos años, los daños por radiación han seguido afectando a los hibakusha, los supervivientes de la bomba atómica, durante muchos años. Ochenta años después del bombardeo, algunos de los hibakusha han comenzado finalmente a hablar para transmitir los recuerdos y la esperanza de paz a la siguiente generación. El impacto del trauma, el trastorno de estrés postraumático y otros trastornos ha sido tan significativo como los efectos físicos.
El personal de enfermería llevó a cabo labores de socorro a los supervivientes a pesar de que también estuvo directamente expuesto al bombardeo. También acudió personal de enfermería de otras zonas para prestar asistencia médica. Este personal de enfermería, así como el que atendió a los supervivientes trasladados a sus hospitales, estuvo indirectamente expuesto a la radiación. Independientemente de si estuvo expuesto de forma directa o indirecta, a algunas de ellos les resultó difícil continuar con las labores de socorro debido a los efectos físicos de la radiación. La JNA desea expresar su más profundo respeto a todo el personal de enfermería que participó en las labores de socorro en primera línea y prestó atención de enfermería.
«Como profesionales de la enfermería que apoyan y sostienen la vida, el bienestar y la dignidad humana, la JNA expresa su solidaridad con la campaña #NursesforPeace del CIE. La JNA desea fervientemente un mundo en paz para que las personas nunca más sufran los daños causados por las armas nucleares y no pierdan su futuro».
La campaña #NursesforPeace del CIE, lanzada en solidaridad con el personal de enfermería de Ucrania y otras zonas de conflicto, se ha convertido en un movimiento mundial que proporciona ayuda humanitaria y promueve la paz, la seguridad del personal de asistencia de salud y el liderazgo ético en situaciones de crisis y conflicto. El CIE continua defendiendo la protección del personal de asistencia de salud y los civiles a través de #NursesforPeace, su Fondo Humanitario y su colaboración con Direct Relief.
En su reciente Congreso en Helsinki, el organo de decisión del CIE aprobó una resolución de emergencia en la que se condena la escalada de agresiones contra los servicios de salud, se exige el cumplimiento del derecho internacional humanitario y se solicita que se rindan cuentas por las violaciones.
El presidente del CIE, el Dr. José Luis Cobos Serrano, ha escrito al secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, instándole a que tome medidas inmediatas para poner fin a los ataques contra la atención de la salud en las zonas de conflicto y garantizar el acceso seguro a los alimentos, la atención y la ayuda humanitaria.
Yamaura-Teshima se hizo eco de las palabras anteriores del secretario general Guterres en su discurso, recordando a los delegados que «la humanidad está a solo un malentendido, a un error de cálculo, de la aniquilación nuclear».
La vicepresidenta segunda del CIE también pidió una mayor inversión en la formación y el liderazgo del personal de enfermería, instando a los gobiernos a incluir al personal de enfermería en la formulación de política sobre desastres y paz, y afirmó: «Necesitamos personal de enfermería en la mesa de planificación, no solo para responder después de las crisis, sino para dar forma a las políticas que las prevengan».
Yamaura-Teshima concluyó su discurso con un mensaje de esperanza, citando las palabras de la princesa Aiko:
«La paz no es algo que se pueda dejar en manos de otros; se construye a través de los pensamientos y las acciones responsables de cada persona». Las armas nucleares son una amenaza existencial para la humanidad. No deben estar en manos de nadie. En nombre del personal de enfermería de todo el mundo, insto a todos a actuar de forma responsable para hacer realidad, por fin, un mundo sin armas nucleares».