Aprovechando el conocimiento y la experiencia para obtener soluciones innovadoras durante la pandemia de COVID-19, Irlanda

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20 Abril 2021
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Autor: Gillian Berry

El Día Mundial de la Creatividad y la Innovación, 21 de abril, sensibiliza sobre el papel de la creatividad y la innovación en todos los aspectos del desarrollo humano. Para honrar este día, el CIE les ofrece una historia de soluciones innovadoras para retos a los que se enfrentan los trabajadores sanitarios en primera línea frente a la COVID-19.

World creativity and innovation day

Gillian Berry es una enfermera experimentada en problemas cardiacos y control de infecciones que, cuando llegó la pandemia, se estaba tomando un descanso en su carrera para trabajar en una innovación de enfermería que había diseñado. Antes de la aparición del primer caso en Irlanda, había trabajado con un grupo de suministros médicos para estudiar áreas en las que se preveían carencias, en particular de equipos de protección individual (EPI) y respiradores.

Junto con la Dra. Roisin Lyons, estableció el Programa Ampliado de Código Abierto para Voluntarios (OSVX), una comunidad de voluntarios en toda Irlanda que dedican su tiempo libremente a diseñar soluciones de código abierto para superar retos a los que se enfrenta el personal de primera línea durante la pandemia de COVID-19.

El concepto de ‘código abierto’ es una forma de diseñar software informático que anima a modificar y compartir productos por el bien común. Con Opensource.com, al contrario que con el software de propiedad, los proyectos, productos o iniciativas de código abierto permiten “adoptar y celebrar principios de libre intercambio, participación colaborativa, diseño rápido de prototipos, transparencia, meritocracia y desarrollo orientado a la comunidad.”

Los centros del programa OSVX se basan en un espíritu de transparencia, colaboración y respeto y alientan el diseño de soluciones a problemas instando a otros a probarlas y modificarlas para perfeccionar el producto final.

Al principio de la pandemia, los hospitales y las residencias de mayores sufrían escasez de EPI a pesar de estar claro que Irlanda tenía suficientes reservas de estos productos, aunque no en los lugares adecuados. El programa OSVX reunió un amplio grupo de motociclistas y cientos de ellos llevaron EPI allá donde eran necesarios en la isla de Irlanda.

“El grupo original del programa estaba trabajando en el diseño de un respirador de campo pero me di cuenta de que teníamos que romper la cadena de contagios antes de que los pacientes necesitaran ventilación mecánica porque si no las enfermeras se pondrían enfermas y no podrían cuidar de los pacientes con respiración asistida.

Gracias a mi experiencia en control de infecciones, innovación y ensayos clínicos, preparé un informe que abordaba 45 áreas en las que podíamos potenciar nuestra capacidad de romper la cadena de contagios en lugar de centrarnos en los respiradores, que son el último recurso. Contábamos con 1 500 voluntarios, sobre todo ingenieros, pero también artistas, enfermeras o médicos, y todos ellos aunaron sus fuerzas.”

El grupo de la Sra. Berry trabaja en al menos 30 proyectos. Uno de ellos es un una app que ofrece un registro digital del peso corporal para que los pacientes con insuficiencia cardiaca puedan monitorizar su equilibrio de fluidos simplemente pesándose cada día. “Esta app permite que los pacientes reciban un seguimiento adecuado sin necesidad de interactuar presencialmente con sus enfermeras especialistas. Desarrollada en colaboración con la Fundación Irlandesa del Corazón, monitoriza cualquier aumento de peso a lo largo de los últimos siete días. Y si el paciente ha subido más de dos kilos, le comunica que tiene que ponerse en contacto con su médico porque podría ser señal de insuficiencia cardiaca. Todo ello se ha llevado a cabo con voluntarios del programa OSVX y cero financiación, lo cual representa un logro enorme.

La Sra. Berry rastreó información de países que estaban por delante de Irlanda en relación con la pandemia para obtener ideas que mejoraran su respuesta a la COVID-19.

“Fue una combinación de las medidas básicas de prevención y control de infecciones y las conversaciones mantenidas con otras enfermeras de Irlanda y EE.UU. para saber qué estaba funcionando en China y en Italia. Preparé un informe sobre muchos de los proyectos señalando los argumentos de los mismos y los resultados que teníamos que lograr. Después se sumaron otras personas de todo el mundo a través de las redes sociales y conseguimos muchísimo en muy poco tiempo. Pronto nos dimos cuenta de que se trataba de una infección que se transmitía a través del aire por lo que recomendamos el uso de mascarillas mucho antes que los gobiernos.

Los proyectos se basaban en las necesidades clínicas que determinaban las enfermeras, pero por desgracia quienes tomaban las decisiones no los tenían en cuenta como por ejemplo en el caso de una app de rastreo de contactos que se podría haber utilizado en los hospitales. Fue una decepción pero aún así hay mucho que celebrar.

Colaboramos con Mary Murphy de Mascarillas para Toda Irlanda y desde principios de marzo contamos con casi 1 500 personas confeccionando mascarillas. Mary es ingeniera aeronáutica y también una conocida diseñadora de lencería así que aprovechó todas sus habilidades para elaborar mascarillas faciales realmente buenas. Cuando no había mascarillas desechables en toda Irlanda, consiguió que su comunidad confeccionara estas mascarillas respetando los mismos estándares rigurosos de doble capa y filtro, cobertura total y mejor encaje posible, meses antes de que la Organización Mundial de la Salud estableciera la necesidad de utilizar mascarilla. Todo el material para su confección provino de donaciones y las mascarillas se entregaron a comunidades vulnerables, en particular residencias de mayores, sanitarios y cualquier persona que las necesitara. Fue nuestro primer planteamiento para toda Irlanda, un logro asombroso.

El programa OSVX robó a los ricos para dárselo a los pobres. Se enviaron correos electrónicos a diferentes industrias que utilizaban EPI habitualmente y estos fueron donados, recogidos y entregados por los motociclistas.

Cada proyecto tenía una versión de alto nivel de recursos y otra de bajo nivel de recursos de manera que, por ejemplo, los países que no pudieran imprimir en color pudieran fabricar una versión de baja resolución en blanco y negro.

Muchas personas desempleadas se han beneficiado enormemente de su participación en el proyecto como voluntarios y también se han salvado muchas vidas gracias a las mascarillas y a la app para detectar insuficiencia cardiaca.

Hemos aprendido que es posible acceder a cantidades enormes de conocimiento y experiencia aprovechando sistemas que se utilizan habitualmente, en particular las redes sociales. Es un modo estupendo de llegar a los demás y que te sostengan. Sin embargo, no es fácil obtener el apoyo y la colaboración necesarios del gobierno. Me gustaría que hubiera tenido una mayor apertura hacia nosotros. Todo lo que hemos hecho ha sido siguiendo la buena ciencia y procesos adecuados. Las pruebas que realizamos habrían podido dar forma al consejo de que las pantallas no son seguras por sí solas [sin mascarilla] porque teníamos pruebas al respecto meses antes de que el asesoramiento oficial respaldara nuestros descubrimientos.”