Autor: Patience Shipalane, DENOSA
El 17 de octubre celebramos el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza. El Banco Mundial ha estimado que la pandemia de COVID-19 podría empujar a entre 71 y 100 millones de personas a la pobreza extrema en 2020. La pobreza tiene efectos inmediatos en la salud y guarda una correlación obvia con el acceso a alimentos, ropa y alojamiento, aunque también afecta a la capacidad de acceso a los servicios sanitarios y de recibir el tratamiento necesario para recuperar la salud. Las enfermeras se encuentran en primera línea dispensando cuidados y trabajando con los más vulnerables y desempoderados. Hoy presentamos un estudio de caso sobre una enfermera que presta servicios de atención primaria a las poblaciones más pobres y vulnerables de Sudáfrica.
Patience Shipalane trabaja para el Departamento de Salud del Gobierno de Cabo Occidental en la municipalidad de Themabalethu, Cabo Occidental, Sudáfrica. Se trata de una comunidad que se enfrenta a pobreza, diarrea, crimen, mala calidad de vida y otros problemas sociales y personales como desatención parental, abuso infantil y falta de documentación para una identificación apropiada.
Por los retrasos en la inmunización y las vacunas que no se realizan, se producen numerosos casos de brotes de diarrea en la comunidad. Con el fin de garantizar que la población lleva su inmunización al día, Patience llama personalmente a los padres de los niños, les concierta una cita en la clínica y posteriormente realiza el debido seguimiento con ellos. En algunos casos, efectúa visitas a domicilio para determinar si la madre y el niño han acudido a la clínica y les habla sobre su experiencia para animarles a acudir al centro más cercano. En sus visitas a estas familias, a menudo Patience se encuentra con problemas sociales mucho más graves que la inmunización como desatención parental, abuso infantil, pobreza grave y extrema y falta de documentos legales como partidas de nacimiento.
En las clínicas donde trabaja, ha creado el Rincón de la Rehidratación Oral donde los padres de los niños pueden obtener una botella de un litro, sal y azúcar para fabricar su propia bebida rehidratante, que ella les enseña a preparar. Para combatir la elevada prevalencia de la enfermedad diarreica, enseña medidas adecuadas de higiene y lavado de manos a los niños y los maestros en orfanatos e iglesias.
Patience también ha optado por un planteamiento de prestación de servicios denominado “Servicio Comunitario a Pie de Calle” a través del cual ella y otras enfermeras comprueban la situación de las cartillas “Camino hacia la Salud” de los niños para asegurarse de que llevan sus vacunas al día y les proporciona vitamina A y medicamentos antiparásitos.
La salud de la mujer es otra de las áreas que Patience promueve en la comunidad animando a las mujeres a cuidarse, facilitándoles información sobre planificación familiar y motivándolas para realizar cribados de cérvix y un examen de mama cada mes. Como media, Patience trata con 100 madres en reuniones públicas y les anima a cuidarse y estar bien.
Asimismo, prioriza el cribado de VIH para que las personas conozcan su estado. También ha organizado Jornadas de Bienestar donde los participantes han recibido formación sobre cuestiones de salud. En una de ellas, 70 de 120 participantes optaron por someterse a un cribado de VIH. Los que dieron positivo fueron derivados al centro de salud más cercano con fines de seguimiento. Otro cribado realizado, de tuberculosis en este caso, provocó que 303 nuevos pacientes retomaran su tratamiento contra esta enfermedad. Estos acercamientos a la población han generado numerosas derivaciones salvando así gran cantidad de vidas. Nuestro programa mensual de planificación familiar impartido en South Cape College previene unos 30 embarazos no deseados cada mes.
Como se desplaza al trabajo en transporte público, Patience habla con los pasajeros sobre problemas de salud y su planteamiento se ha ganado un enorme respeto.
Patience es una persona muy apreciada y goza de mucha confianza en su comunidad. A menudo recibe invitaciones para realizar presentaciones en iglesias, eventos comunitarios, graduaciones y acontecimientos públicos del municipio. Las personas con las que se encuentra cada día se sienten más libres y abiertas a formularle preguntas en un ambiente informal respecto a si estuvieran en un entorno clínico formal. Los miembros de su comunidad se sienten tan libres que le cuentan la mayoría de los casos que, de otro modo, nunca llegarían al Departamento de Salud.
Ella cree que quizá no esté cambiando la vida de toda la comunidad de golpe pero si logra marcar la diferencia en la vida de una persona cada día ya se siente satisfecha. Su lema es “Una vida a la vez” y, si logra cambiar dos de una vez, ¡pues es un extra!