Día Internacional de la Enfermera: Estudio de caso de la semana

DIE
29 Octobre 2020
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Día Mundial del Ictus: enfermeras transformando la práctica de la enfermería de ictus

Autor: Profesora Sandy Middleton, Australia

WSD

La práctica de la enfermería de ictus se ha transformado a nivel nacional e internacional gracias a este programa de investigación de ictus. Dirigido por la Profesora Sandy Middleton FACN y el equipo del Instituto de Investigación de Enfermería – una colaboración conjunta entre la Universidad Católica de Australia, St Vincent’s Health Australia Sídney y St Vincent’s Hospital Melbourne – nuestro ensayo controlado aleatorio por grupos ha mejorado el control de la fiebre, la hiperglucemia (aumento de la glucosa) y las dificultades de deglución, todos ellos factores importantes tras sufrir un ictus. Antes de comenzar nuestro ensayo, estos elementos no se gestionaban bien, por lo que había un vacío en la práctica clínica.1

Trabajando con enfermeras, logopedas y médicos de 19 hospitales de Nueva Gales del Sur, introdujimos los protocolos puestos en marcha por enfermeras sobre fiebre, azúcar y deglución – conocidos como “FeSS” (siendo Fever, Sugar y Swallowing el origen de sus siglas en inglés) – para su aplicación en las primeras 72 horas de hospitalización tras un ictus.

Su implementación ha permitido reducir la mortalidad y la dependencia un 16% en términos absolutos a los 90 días del ictus.2 Nuestra estrategia al respecto, basada en la evidencia, ha consistido en evaluar las barreras locales, realizar talleres multidisciplinares, impartir formación y defender la práctica clínica. Muy significativo desde el punto de vista clínico, el efecto de nuestra intervención ha sido superior al de la aspirina, la unidad de cuidados de ictus o la trombólisis (medicación para disolver coágulos) administrada en las primeras 4,5 horas desde la aparición del ictus.

Nuestra investigación posterior ha mostrado una tasa de supervivencia considerable, sostenida y mejorada con más del 20% de los pacientes con mayores probabilidades de estar vivos pasados cuatro años.3 Una evaluación económica independiente realizada por la Comisión Australiana de Seguridad y Calidad en la Atención de Salud ha demostrado que se lograría un ahorro de 281 millones de dólares australianos en 12 meses aplicando los protocolos FeSS a solo el 65% de los pacientes elegibles.4

Este conjunto de investigaciones demuestra que la monitorización y la atención basada en la evidencia proporcionadas por las enfermeras tras un ictus mejoran la calidad de vida y permiten ahorrar costes al sistema de salud.5

Basándose en este estudio y trabajando de cerca con socios de la industria, nuestro equipo ha logrado introducir con éxito estos protocolos en las 36 unidades de ictus de Nueva Gales del Sur. Nuestros resultados han puesto de relieve una mayor proporción de pacientes que reciben cuidados de ictus basados en la evidencia.6 Una investigación posterior, que incluyó una auditoría de 12 000 pacientes, ha mostrado una mayor aceptación del uso de los protocolos FeSS en toda Australia.7 Este es un ejemplo poco común de la ampliación y difusión nacional de una intervención de enfermería.

Ahora estamos trabajando con la Organización Europea de Ictus y la Iniciativa Ángeles en la aplicación y evaluación de la introducción de los protocolos FeSS en 18 países europeos: Bielorrusia, Bulgaria, República Checa, Francia, Georgia, Alemania, Hungría, Italia, Kazakstán, Macedonia, Moldavia, Polonia, Portugal, Rumanía, Rusia, Eslovaquia, España y Ucrania.8 Estos protocolos junto con otros recursos se han traducido a 13 lenguas diferentes. Muchos de los hospitales participantes proceden de países de escasos recursos y sin acceso a los tratamientos más recientes para tratar el ictus, incluyendo la medicación trombolítica para disolver coágulos o los procedimientos de extracción de coágulos. En consecuencia, la introducción de protocolos de enfermería basados en la evidencia es probable que marque una diferencia significativa en la reducción de las tasas de mortalidad y discapacidad tras un ictus en estos países. Hasta la fecha, 65 hospitales europeos han decidido participar con datos provenientes de 2 500 pacientes. También tenemos manifestaciones de interés de otros 27 países en todo el mundo para recibir asistencia en relación con la implementación de los protocolos FeSS.

Además de la mejora de la salud y beneficios económicos, nuestra investigación de alto impacto ha dado lugar a cambios en las políticas y directrices nacionales e internacionales, en particular su incorporación a los protocolos estatales de ictus;9,10 recomendaciones de directrices clínicas en Australia11 y Reino Unido12; y el Protocolo Nacional de Ictus de Rumanía.13 Todos los instrumentos están a disposición del público para su descarga en: www.acu.edu.au/qasc.

Las amplias enseñanzas extraídas gracias a la aplicación de resultados basados en la evidencia a gran escala en varios países serán de interés para las enfermeras en todo el mundo. Nuestra intervención pionera es pertinente para todos los pacientes de ictus y su aplicabilidad es elevada en entornos rurales y remotos donde la accesibilidad a los servicios y recursos para tratar ictus puede ser menos accesibles.

Las implicaciones para la práctica clínica van más allá de los cuidados de ictus. Y lo que es más importante, los protocolos FeSS los ponen en marcha las enfermeras y demuestran el valor de hacer bien las cosas simples. Asimismo, ofrecen un ejemplo extraordinario de enfermeras liderando el camino para mejorar los procesos de cuidados y los resultados del paciente y también para ‘ampliar y difundir’ una intervención probada. Nuestro programa de investigación demuestra de forma espectacular la valiosa contribución que realizan las enfermeras de manera cotidiana.

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