El Consejo Internacional de Enfermeras (CIE) insta a un planteamiento global en los programas de vacunación contra la COVID-19 que ignore las fronteras nacionales y priorice la vacunación de las personas más vulnerables en las sociedades, así como del personal de enfermería y sanitario fundamental a cargo de su cuidado.
La última encuesta del CIE dirigida a Asociaciones Nacionales de Enfermería de 54 países de todo el mundo pone de manifiesto una marcada línea divisoria entre los países de renta alta y los de renta baja, además de lagunas regionales significativas en los programas de vacunación que suponen el riesgo de propagación de nuevas cepas del virus.
El CIE respalda la Declaración sobre la Equidad en las Vacunas de la Organización Mundial de la Salud que insta a los países a movilizar sus recursos de manera que el acceso se determine en función de la necesidad y no de la riqueza o la ubicación geográfica. Los datos que emergen de una nueva encuesta del CIE publicada hoy apuntan a la existencia de un abismo en el lanzamiento de las vacunas entre los países de renta baja y los de renta alta, lo cual genera la amenaza de posibles caldos de cultivo para nuevas cepas.
Cuando la OMS lanzó su Año Internacional de los Trabajadores de la Salud y los Cuidadores, la Presidenta del CIE Annette Kennedy afirmó que protegerles es tan importante como proteger a los pacientes a los que prestan servicio.
“Casi dos tercios de las naciones del mundo aún no han puesto en marcha sus programas. La distribución de las vacunas es una cuestión tanto moral cuanto geográfica y logística, y por eso el CIE suscribe la Declaración sobre la Equidad en las Vacunas de la OMS.
Estoy hombro con hombro con el Director General de la OMS, Dr. Tedros, quien con toda la razón ha afirmado que seremos testigos de una catástrofe moral, por el abandono de millones de personas ante esta enfermedad, si las vacunas no se distribuyen equitativamente.
Muchas naciones más pobres no tienen acceso a las vacunas todavía. Y vacunar a las enfermeras como grupo prioritario, formado principalmente por mujeres, salvará muchas vidas, incluidas las de las propias enfermeras, considerando que muchas de ellas han fallecido durante la pandemia. Los gobiernos han de reunirse al objeto de hacer todo lo posible para poner fin a esta tragedia innecesaria y garantizar igualdad de acceso. La forma en que el mundo afronte estas desigualdades será un indicador del tipo de futuro en el que viviremos cuando haya finalizado la pandemia.”
Las enfermeras son un colectivo vulnerable por su mayor exposición al virus a causa de su trabajo. Desde los comienzos de la pandemia, el CIE está realizando un seguimiento de los contagios y fallecimientos de enfermeras por COVID-19. Ahora sabemos que se han contagiado millones de enfermeras, que más de 2 700 han perdido la vida y que es probable que, cuando se realice el recuento definitivo, el número de trabajadores sanitarios fallecidos ascienda a decenas de miles. Por eso el CIE también sostiene el reto de los 100 días de la OMS que exige que todos los países hayan puesto en marcha sus programas de vacunación antes del Día Mundial de la Salud el 7 de abril.
El Director General del CIE Howard Catton ha declarado:
“Desde el comienzo de la pandemia hace un año, el CIE está llamando la atención sobre el incesante aumento de los contagios de trabajadores sanitarios, que ahora se cuentan por millones. Ya podemos confirmar trágicamente que más de 2 700 enfermeras han realizado el sacrificio último, mientras que el número real de muertes de trabajadores sanitarios es probable que ascienda a decenas de miles.
El riesgo sigue siendo elevado e inminente para los trabajadores sanitarios y por eso el CIE está pidiendo una vez más que se priorice su vacunación en todo el mundo para protegerles a ellos y nuestros sistemas sanitarios. Sin embargo, es muy preocupante que nuestras Asociaciones Nacionales de Enfermeras sobre el terreno estén denunciando que el lanzamiento de las vacunas es lento y desigual, que se está generando un abismo entre los países de renta alta y los de renta baja y que la mayoría ni siquiera están en la parrilla de salida.
Son especialmente preocupantes los informes de nuestras asociaciones y otras fuentes fiables sobre las diferencias regionales que también apuntan a países de África en especial que se están quedando rezagados en cuanto al lanzamiento de las vacunas. Esta preocupación se ve agravada porque muchas asociaciones afirman que no hay información sobre cuándo podría iniciarse el lanzamiento. La prevalencia y migración de nuevas cepas como la descubierta en Sudáfrica genera una nueva dinámica potencialmente catastrófica.
El CIE insta a los países a actuar ahora para evitar el grave riesgo de no alcanzar el objetivo de la OMS de que se lance la vacuna en todos los países en los primeros 100 días de este año. El reloj está en marcha. Y para que el lanzamiento sea eficaz, debe priorizarse la vacunación de los trabajadores sanitarios en los países de renta baja y media antes que la de los colectivos más jóvenes y de menor riesgo en los países de renta alta. Para lograrlo, hace falta un cambio radical por parte de nuestros gobiernos, que han de reunirse para garantizar que el personal sanitario y sus propios ciudadanos reciben la vacuna en todo el mundo.
Únicamente podremos detener la pandemia si actuamos como un solo mundo: el virus no conoce fronteras y un planteamiento nación por nación terminará fracasando porque dejará puntos desde los cuales se podrán propagar las nuevas cepas. La verdadera carrera ahora es entre la capacidad de mutación del virus y la respuesta urgente requerida de nuestros gobiernos para actuar conjunta y solidariamente para derrotarlo, comenzando con el lanzamiento mundial de las vacunas y la priorización de los trabajadores sanitarios en todos los países.”
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Crédito de la imagen: OASIS International Hospital, Patient Services