El Consejo Internacional de Enfermeras (CIE) condena las agresiones verbales y físicas a las enfermeras en primera línea e insta a los gobiernos a actuar ahora para proteger a este personal sanitario fundamental.
La ansiedad y el exceso de trabajo están afectando a la salud mental y al bienestar de las enfermeras aumentando así el riesgo de trastornos de estrés postraumático y similares.
Sin embargo, el estigma de trabajar con pacientes de COVID-19 ha provocado abusos y agresiones por parte del público que se suman a las dificultades de las enfermeras, de manera que es necesario acabar con esta situación para que puedan continuar con su labor esencial.
La Presidenta del CIE Annette Kennedy ha declarado:
“Existe evidencia sólida de que las enfermeras están experimentando niveles de estrés sin precedentes y riesgo de agotamiento, lo cual amenaza su capacidad de seguir realizando su labor fundamental. Los gobiernos tienen el deber de cuidar de sus enfermeras, reflejando el aprecio y el apoyo que la gran mayoría de ciudadanos les está brindando día tras día.
Las enfermeras son un valioso recurso cuando todo va bien y más aún durante esta pandemia. El CIE está instando a los gobiernos y a las organizaciones de ámbito sanitario a actuar ahora para proteger a las enfermeras frente a estas agresiones verbales y físicas que se suman a sus dificultades y temores.”
La cuestión de la violencia contra las enfermeras se ha planteado en una serie de webinarios del CIE, en particular esta semana durante el webinario celebrado con enfermeras latinoamericanas, así como con ocasión del lanzamiento del informe sobre el Estado de la Enfermería en el Mundo de la Organización Mundial de la Salud, el CIE y Nursing Now.
El Director General del CIE Howard Catton ha declarado:
“Resulta extremamente alarmante que se esté estigmatizando a las enfermeras por su labor salvando las vidas de los pacientes de COVID-19. Es asombroso que también estén sufriendo abusos e incluso violencia. Entendemos que estos casos de estigmatización, abuso y violencia se deben a la ignorancia, al miedo y a la falta de información, algo completamente inaceptable en cualquier caso. El CIE solicita la aplicación inmediata de políticas de tolerancia cero porque ninguna enfermera debería tener que soportar nunca agresiones verbales o físicas, y menos aún ahora.
Esta cuestión es motivo de preocupación en todas partes, ya sea en países a punto de salir del confinamiento o de comenzar la cuarentena. Es fundamental que los gobiernos garanticen que los ciudadanos están debidamente informados sobre el COVID-19 de forma que el apoyo abrumador y generalizado a las enfermeras que hemos visto en todo el mundo no provoque su rechazo en el futuro por el contacto que han tenido con los pacientes.
Las enfermeras siempre han trabajado bajo gran presión psicológica pero esta pandemia les está poniendo a prueba tanto física como mentalmente. Hemos de brindarles nuestro apoyo inmediatamente para abordar cualquier problema de salud mental y prevenir algunas de las consecuencias en este sentido que quizá no sean aparentes ahora pero que podrían manifestarse en el futuro.”
Mensajes de salud mental del CIE para los gobiernos y las organizaciones de ámbito sanitario
El CIE está finalizando en la actualidad un proceso de consulta con un grupo de expertos mundiales para la elaboración de una nueva declaración de posición sobre salud mental.
Sin embargo, el CIE reconoce que la urgencia del COVID-19 provoca la necesidad fundamental y acuciante de apoyar más la salud mental de nuestras enfermeras en primera línea. Por ello, hemos recopilado a continuación nuestra orientación y recomendaciones principales de salud mental para las enfermeras en relación con el COVID-19, con la intención de seguir ampliándolas en las próximas semanas y publicarlas en nuestro portal COVID-19.
Orientación y recomendaciones principales de salud mental del CIE para las enfermeras
Las acciones por parte de las ANE, las enfermeras gestoras, los colegas, los compañeros y los amigos pueden prevenir y mitigar los problemas de salud mental.
1. Poner en contacto a las enfermeras con los recursos en las comunidades y en todo el mundo:
2. Evitar las etiquetas y el estigma: no relacionar la enfermedad con etnicidades o con la geografía ni etiquetar a las personas que padecen COVID-19 como ‘casos’ o ‘víctimas’.
3. Poner información sobre los servicios de salud mental a disposición del personal y los colegas: las intervenciones tempranas aseguran un futuro más sano
Véase Primera ayuda psicológica de la OMS: guía para trabajadores de campo
4. Apoyar el trabajo en equipo: los trabajadores experimentados y los más noveles responderán de forma distinta. Evaluar y asignar trabajos menos estresantes en caso necesario. Asegurarse de que la información sobre los planes de trabajo, los cambios en las políticas y los recursos es oportuna y frecuente.
5. Crear un “espacio seguro” para todas las enfermeras: todo el mundo corre el riesgo de padecer problemas psicológicos, dependencia excesiva de mecanismos de afrontamiento negativos, emociones negativas y desestabilización de condiciones psiquiátricas existentes. Ponerse en contacto con el personal en cuarentena para reducir los efectos del aislamiento.
6. Ceñirse a los hechos y a las fuentes fiables como las ANE, las organizaciones profesionales, las instituciones educativas y los organismos de salud pública.
Véase Salud mental y consideraciones psicosociales de la OMS durante el brote de COVID-19
7. Utilizar estrategias creativas para monitorizar las cargas de trabajo con el fin de reducir la fatiga y el agotamiento.
8. Promover, empoderar y reconocer el liderazgo de la enfermería. Las enfermeras líderes eficaces son esenciales para distender las situaciones de trabajo bajo mucha presión y facilitar una toma de decisiones rápida. Generar una cultura que fortalezca la resiliencia de las personas y los equipos.
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