Más de 100 enfermeras han fallecido en todo el mundo por haber contraído el COVID-19 mientras cumplían con su deber. El Consejo Internacional de Enfermeras (CIE) cree que el número real de muertes de enfermeras podría ser mucho más elevado respecto a la estimación actual.
El CIE insta a todos los gobiernos a registrar con precisión el número de enfermeras y otros trabajadores sanitarios infectados por el virus junto con los nombres de los fallecidos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) debe recopilar y compartir esta información de manera que sirva de aportación a la ciencia determinando quiénes han contraído el virus, dónde y cuándo, y cómo puede haber avanzado la enfermedad. La OMS afirma que al menos 23 000 trabajadores sanitarios han sido infectados en más de 50 países, pero no hay un desglose de cuántos son enfermeras ni un registro sistemático centralizado de estas infecciones y fallecimientos.
La Presidenta del CIE Annette Kennedy ha afirmado:
“Cada una de estas muertes es una tragedia: pensar que estas enfermeras, que son madres, padres, hermanos, hermanas, hijos e hijas, pierden la vida por llevar a cabo su trabajo es algo que realmente rompe el corazón.
“Y es mucho peor aún por los riesgos adicionales a los que pueden haberse tenido que enfrentar por falta de acceso a equipos de protección individual adecuados para mantener su seguridad, algo que nunca debía haber sucedido y que no debe repetirse.”
Los gobiernos tienen la responsabilidad de mantener a todos sus ciudadanos seguros y, en la coordinación de la fabricación y distribución de EPI, han fallado puesto que no han conseguido los recursos necesarios y los niveles de innovación requeridos para abordar un problema que no va a resolverse a corto plazo.”
El Director General del CIE Howard Catton ha instado a los líderes del grupo de países del G-20 y a los líderes de todo el mundo a dejar de lado cualquier diferencia que puedan tener y a garantizar que su prioridad número uno es el suministro de equipos de protección individual (EPI).
“Reconocemos que suministrar EPI correctos en el lugar adecuado y en el momento adecuado es un reto y hemos escrito a los líderes del G-20 pidiéndoles que trabajen juntos y no se aíslen a sí mismos políticamente. Ellos tienen el poder de cambiar esta situación negociando contratos y colaborando en la fabricación y distribución de estos equipos cruciales que salvan vidas.”
El Director General del CIE ha declarado que la recopilación de datos sobre las tasas de infección y mortalidad de enfermeras ha sido fundamental para comprender, prevenir y contener el virus.
“No estamos hablando de recopilar datos por el afán de hacerlo sino para aportar a la base de conocimiento científico que informa las medidas de prevención y control de infecciones. Lo que se mide es lo que cuenta y, al margen de los elogios y los aplausos, si no realizamos y mantenemos un recuento preciso no estaremos rindiendo homenaje y reconocimiento a las enfermeras, algunas de las cuales ya han realizado el sacrificio último. También es importante tener en cuenta que así podremos salvar vidas en el futuro, tanto de trabajadores sanitarios como de ciudadanos.
El Sr. Catton ha afirmado que es comprensible que los gobiernos estén dedicados a la gestión de la pandemia pero que ahora es el momento de comenzar a pensar qué sucede cuando se acabe.
En todo el mundo se aplaude la labor de las enfermeras y otros trabajadores de la salud, y los gobiernos afirman lo mucho que valoran a su personal sanitario. Sin embargo, cuando se apaguen los aplausos y cesen los elogios, tendrán que examinar honestamente sus sistemas de salud.
La pandemia de COVID-19 ha mostrado a los trabajadores de la salud en su máxima expresión, a menudo trabajando muchas horas seguidas en situaciones terribles. Pero también ha sacado a relucir debilidades de nuestros sistemas de salud que hemos de corregir. Numerosos países necesitan una inversión considerable y sostenida en sus sistemas sanitarios para llevarles a un nivel aceptable.
La recesión económica parece ahora inevitable y los gobiernos tendrán que tomar decisiones difíciles sobre la financiación de los servicios, pero esta pandemia ha demostrado que la financiación de la salud no es un lujo y que los líderes mundiales deben respaldar sus gratos elogios con un compromiso para financiar debidamente la atención de salud en el futuro.”
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