Enfermeras de atención al mayor durante la pandemia de COVID-19: protegiendo a las personas mayores, Australia

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15 Junio 2021
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Autores: Jed Montayre, RN, PhD y Donna Wang, RN, PhD (doctoranda)

Para conmemorar el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, 15 de junio, el CIE les ofrece una historia de Australia que demuestra la inmensa aportación de las enfermeras de atención al mayor para mantener a las personas mayores a salvo en estos tiempos de pandemia de COVID-19.

El papel de las enfermeras de atención al mayor durante la pandemia de COVID-19 se ha llevado a niveles extraordinarios alcanzándose un equilibrio entre la labor clínica y la atención psicosocial y garantizando la protección de todas las personas mayores frente al virus.

Antes de la pandemia, las enfermeras de atención al mayor eran fundamentales para prevenir la propagación de cualquier infección en sus instalaciones, tales como infecciones gastrointestinales, y siempre han estado preparadas para enfrentarse a este tipo de brotes. Sin embargo, la pandemia ha puesto énfasis en la mejora de sus habilidades clínicas y en su enfoque holístico para la práctica cotidiana en los centros de mayores.

Respetando los hogares de los residentes
Las residencias de mayores son los “hogares” de sus residentes puesto que viven ahí, pero se trata de hogares con acceso a visitas las 24 horas del día, no solo de las familias sino también de la plantilla (enfermeras, asistentes de cuidados, personal administrativo, limpiadores, personal de cocina, etc.), que técnicamente son visitantes de la residencia. Es cierto que en los entornos hospitalarios el personal va y viene, pero la principal diferencia es que los hospitales no se consideran el “hogar del residente” y eso significa que una sala dedicada a la COVID-19 funciona de forma diferente respecto a una residencia de mayores. Una comparación muy simple es que un hospital puede aplicar medidas estrictas como horarios para el servicio de café o té mientras que en una residencia de mayores los residentes pueden tomarse un café o un té cuando les apetezca puesto que están en su casa. Con la reciente implantación de modelos de cuidados centrados en las personas en los centros de mayores, se considera que las interacciones físicas y sociales y las operaciones cotidianas son “como en casa” y los derechos de los residentes se valoran enormemente en lugar de simplemente seguir algún protocolo institucional. Todo ello es complicado durante un brote de COVID-19, que añade un nivel más de complejidad para aplicar y observar estrictamente las directrices recomendadas en materia de control de infecciones. Las enfermeras de atención al mayor han logrado equilibrar la aplicación del protocolo de control de infecciones defendiendo al mismo tiempo los derechos de los residentes en sus propios hogares.

Precauciones de transmisión
El contacto con personas (plantilla, familias y amigos) que han estado expuestos en el exterior, supone un alto riesgo de transmisión rápida en los centros de mayores. En los primeros meses de 2020, en Australia se publicó el Visiting Code for aged care facilities que ofrecía condiciones estándar y justas para el protocolo de visitas a residencias de mayores y ha permitido defender los derechos de los residentes y sus familias, además de reconocer el impacto de las medidas de distanciamiento físico en el bienestar de los residentes y sus implicaciones holísticas (como en el caso de los cuidados de fin de vida). Sin embargo, definir quién es el “visitante” e identificar al visitante “contagioso” en las residencias de mayores puede ser problemático puesto que antes de la COVID-19 los miembros de la plantilla normalmente trabajaban en más de una residencia. Se trata de consideraciones y cuestiones importantes que las enfermeras tienen que considerar durante la pandemia y que les han llevado a modificar su forma de trabajar, así como a jugar un papel activo de cara a garantizar que las personas mayores se mantienen a salvo y a registrar las actividades del personal antes de presentarse al trabajo con el fin de poder realizar el seguimiento de contactos.

Garantizar la continuidad de los tratamientos y cuidados
En pandemia, todo el mundo está en riesgo y es susceptible de contagiarse, residentes y plantilla por igual. Las enfermeras de atención al mayor supervisan el bienestar de los residentes y el personal. Algunos residentes pueden requerir tratamiento continuado como por ejemplo controles de sangre rutinarios por estar tomando anticoagulantes o someterse a una observación frecuente por tener una sonda enteral. Para este tipo de tratamientos y actividades hacen falta medidas extraordinarias junto con las consideraciones de distanciamiento social y control de infecciones. También hay residentes con demencia a los que les reconforta caminar por los pasillos a cualquier hora. Las enfermeras de atención al mayor garantizan la continuidad de los tratamientos y cuidados necesarios para sus residentes adhiriendo al mismo tiempo al protocolo de control de infecciones por pandemia aplicado en estos centros.

Reconocer estas realidades en la atención al mayor durante la pandemia es igual de importante que actualizar las directrices de control de infecciones o proporcionar EPI a los centros de mayores. Las enfermeras de atención al mayor siguen contribuyendo a mantener a las personas mayores a salvo durante la pandemia.

Australia Aged Care