La Dra. Myrna Doumit, Presidenta de la Orden de Enfermeras de Líbano, ha hablado con periodistas de todo el mundo acreditados ante Naciones Unidas con ocasión de una rueda de prensa organizada en Ginebra por el Consejo Internacional de Enfermeras (CIE) el 7 de agosto, solo cuatro días después de que una enorme explosión registrada en Beirut dejara más de 150 muertos y miles de heridos.
Antes de esta catástrofe, las enfermeras libanesas ya se encontraban en una situación difícil, ha denunciado la Dra. Doumit. Líbano comenzó 2020 – Año Internacional de la Enfermera y la Partera – en medio de una grave crisis financiera con muchas enfermeras trabajando sin cobrar, en entornos de trabajo inseguros y recibiendo peticiones de trabajar por la mitad del sueldo y de tomarse vacaciones sin retribuir. Después llegó el COVID-19 ejerciendo una gran presión sobre las enfermeras. De hecho, tras numerosas discusiones y reuniones con el gobierno, las enfermeras de Líbano, con el apoyo de los médicos y otros profesionales de la salud, tenían previsto – por primera vez en la historia – ponerse en huelga para reivindicar sus derechos.
Después, el 3 de agosto, se produjo la explosión en el puerto. Las enfermeras de Líbano salieron con todas sus fuerzas para ayudar: las que estaban de servicio continuaron trabajando y las demás acudieron a los hospitales. Por su parte, las que se encontraban demasiado lejos de Beirut donaron sangre.
“La situación es extremamente grave,” ha declarado la Dra. Doumit. “Mucha gente se ha quedado sin hogar y en esa zona viven numerosas personas pobres, personas mayores que se han quedado sin casa y sin alimentos. Muchas de ellas están heridas."
Tres hospitales han quedado completamente derruidos y ha sido necesario evacuar a los pacientes. “Muchos heridos iban corriendo hacia ellos para recibir cuidados sin saber que estaban destrozados. ¿Se imaginan la situación?” ha señalado la Dra. Doumit.
Por desgracia, cinco enfermeras han perdido la vida en la catástrofe estando de servicio. Cuatro fallecieron inmediatamente cuando la explosión alcanzó el hospital en el que estaban trabajando y la quinta, en un hospital distante, fue lanzada contra la pared por la onda expansiva de la deflagración y también falleció. Muchas otras han sufrido heridas graves.
“El miércoles salí a la calle temprano por la mañana y fui a todos los hospitales, incluso a los de las afueras de la ciudad para ver dónde se encontraban las enfermeras heridas. Pero da la sensación de que la explosión se ha producido en cada calle de la ciudad de Beirut. Nunca hemos visto algo así en cuarenta años de guerra. Yo nací estando en guerra y me crie y fui a la escuela y a la universidad, y después me casé y tuve hijos. Y todos los años teníamos una guerra, grande o pequeña, pero nunca había visto algo así, es como si hubiera caído una bomba en cada casa.”
A pesar de ello, incluso las enfermeras que habían resultado heridas en la explosión, han seguido trabajando. Han ayudado a evacuar a los pacientes y han seguido cuidando de ellos. La Dra. Doumit ha relatado la historia de Pamela, una enfermera que había llegado a los titulares de la prensa por haber rescatado a tres bebés recién nacidos. Pamela había caído inconsciente por la explosión y cuando recobró el sentido se encontró en una sala diferente. Rápidamente valoró la situación y corrió hacia la incubadora donde se encontraban los tres bebés. Los tomó en brazos y salió corriendo del hospital. Los tres recién nacidos fueron trasladados a otro hospital. “Las enfermeras no piensan en sí mismas,” ha comentado la Dra. Doumit. “Piensan en sus pacientes. Reaccionan y se mueven para salvarlos.”
Cuando la explosión destruyó el Hospital Saint George, una mujer, Emanuelle, estaba dando a luz. En ese momento, se cortó el suministro eléctrico pero los profesionales sanitarios siguieron con el parto utilizando la luz de un teléfono móvil. En cuanto nació el bebé George lo envolvieron y rápidamente lo evacuaron junto con su madre a un lugar seguro. Véase el vídeo de la BBC en YouTube grabado por el padre de George, Edmond Khnaisser.
La Dra. Doumit ha explicado que había enfermeras por todas partes suturando heridas y atendiendo a los pacientes en las calles porque las salas de urgencias e incluso los pasillos estaban llenos. “Estábamos inundados de víctimas,” ha comentado.
“Las enfermeras libanesas tenemos una característica que quizá no se encuentre en otras personas,” ha comentado la Dra. Doumit. “Me refiero a la resiliencia. Nacimos en tiempos de guerra y llevamos 40 años viviendo en guerra, y es así cómo hemos potenciado enormemente nuestra capacidad de recuperación.”
A la mañana siguiente de la explosión, las enfermeras acudieron a los hospitales y comenzaron a limpiar las unidades, a valorar los daños y a recoger todos los cristales y demás cosas rotas.
“Es algo que ya hemos vivido y experimentado, y por eso no nos detenemos ante los obstáculos,” ha afirmado la Dra. Doumit. “Pero no estoy diciendo que no sea un trauma, y puede que sea necesaria ayuda psicológica. Vivimos angustiados psicológicamente, con una pésima situación económica y también padecemos el estrés derivado de este episodio, el estrés de lo desconocido, de no saber qué esperar.”
Cuando los periodistas han preguntado qué tipo de ayuda hacía falta en esta catástrofe, la Dra. Doumit ha explicado que la unidad de almacenamiento del Ministerio de Salud Pública se encontraba en el puerto, donde se produjo la explosión, por lo que las provisiones de medicamentos – en especial para enfermedades no transmisibles (ENT), quimioterapia y otros abastecimientos oncológicos – habían quedado completamente destrozadas.
“Necesitamos medicamentos contra el cáncer, las ENT y quimioterapia puesto que los hemos perdido todos y no tenemos reservas,” ha declarado. “Necesitamos guantes, EPI, catéteres intravenosos, compresas, material útil para ayudar a las personas… El Ministerio de Salud Pública sostiene a gran cantidad de población proporcionando medicación gratuita a muchas personas con ENT, pero ahora hemos perdido todo nuestro almacén.”
Había una gran campaña de vacunación prevista para septiembre/octubre y la Dra. Doumit temía que las vacunas también estuvieran guardadas en el almacén destruido en el puerto. “Tenemos que valorar la situación muy rápidamente para saber qué clase de donaciones necesitamos,” ha declarado.
La Dra. Doumit ha llamado al Ministerio de Salud Pública el miércoles por la mañana para instarles a realizar una valoración urgente de las necesidades con el fin de hacerla pública para que otros países sepan lo que Beirut necesita en realidad.
“Tenemos suficientes camas de hospital,” ha explicado. “Pero necesitamos ayuda financiera porque lo que se ha utilizado en una noche es lo que normalmente usamos en dos meses. Nos faltan puntos de sutura, vendajes, todo el material que se utiliza en urgencias y emergencias, nos faltan catéteres intravenosos, agujas y jeringuillas, pero no recursos humanos porque tenemos suficientes.”
No se conoce la envergadura de las consecuencias sanitarias derivadas de la explosión y la Dra. Doumit ha explicado que, como la explosión había lanzado a numerosas personas contra las paredes o el suelo, esperaban que fueran apareciendo muchos más problemas y preveían complicaciones en relación con las fracturas como hemorragias internas, conmociones cerebrales, etc. Otro problema grave podría ser la posible mayor propagación del COVID-19 como resultado de la catástrofe.
“Tenemos que esperar a ver cómo será el brote de COVID-19,” ha declarado. “Pero casi el 85% de la población utilizaba mascarilla. Los trabajadores sanitarios han logrado hacer llegar mascarillas a la población incluso durante la catástrofe, por lo que esperamos no tener un gran brote pasados 14 días.”
La Dra. Doumit ha elogiado la extraordinaria labor de las enfermeras en Líbano. “Realmente se merecen el título de héroes y no encuentro ninguna otra palabra mayor que esa para denominarlas. Es nuestro año – estamos en 2020 –, lo hemos comenzado con una pandemia y ahora nos encontramos ante este desastre. Soy consciente de lo mal que está todo pero estas dos situaciones nos han ayudado a mostrar al mundo cómo es la enfermería en realidad… quizá nos hayan ayudado a mostrar el significado de la enfermería, el significado del sacrificio, el significado de la resiliencia, el significado de estar ahí en tiempos de guerra, durante pandemias, durante catástrofes provocadas por el hombre. Estamos en todas partes, allá donde hay personas también hay enfermeras. Somos la espina dorsal de cada sistema sanitario en todo el mundo.”
“Los hospitales sin enfermeras son edificios vacíos,” ha añadido. “Por eso hemos de mantener y fortalecer al personal de enfermería y darle sus derechos.”
La Dra. Doumit ha instado a los periodistas a asegurarse de que todo el mundo sepa lo que está sucediendo en Líbano y la importancia de apoyar a la profesión de enfermería.
“Estoy preocupada por las enfermeras que estarán sin trabajo durante meses,” ha añadido. “Tres hospitales están arrasados. Además de rezar por los fallecidos, también hemos de pensar en los vivos y sus familias. El bebé George nació mientras otros morían.”
Howard Catton, Director General del CIE, ha elogiado a las enfermeras de Líbano afirmando que “Cuando se produjo la explosión, estas enfermeras literalmente se levantaron y corrieron hacia el peligro – en lugar de alejarse de él –, hacia el centro del desastre. Es algo que hemos visto hacer a las enfermeras en otros lugares del mundo azotados por catástrofes.
Hablamos mucho sobre la compasión y los cuidados de las enfermeras pero lo que estos episodios ponen de manifiesto es el valor, el compromiso, el corazón… Este año, este desastre y este coronavirus sin duda están modificando las opiniones y actitudes de las personas hacia las enfermeras.”
“Francamente,” ha proseguido, “hemos visto falta de priorización y apoyo a las enfermeras y otros trabajadores sanitarios: problemas con los equipos de protección individual, EPI de imitación, ausencia de suministros, ausencia de test, equipos inadecuados, sueldos bajos y malos, así como incumplimiento de compromisos salariales.
Muchas enfermeras afirman sin dudar que los aplausos, los elogios y el reconocimiento son bienvenidos. Pero si no se traducen en apoyo práctico e inversión en la profesión de enfermería y en nuestros sistemas de salud, los aplausos sonarán muy, muy huecos en los oídos de todos los trabajadores sanitarios.
Lo que estamos viendo con esta catástrofe, lo que estamos experimentando con el COVID, es hasta qué punto nuestra salud está estrechamente relacionada con cada uno de los demás aspectos de nuestra vida, nuestra prosperidad económica, nuestra capacidad de comerciar y de estar con los demás, con nuestros amigos y nuestra familia. Necesitamos que los políticos se unan para sostener los sistemas de salud, pero de forma muy práctica, realizando inversiones y reconociendo que son una inversión y no un coste. Nuestras enfermeras y trabajadores sanitarios están manteniendo a nuestras sociedades y comunidades unidas, salvaguardando la seguridad de las personas y permitiendo que el bebé George y los demás tengamos un futuro.”
El CIE dispone de un fondo para catástrofes que se utiliza en momentos trágicos como este para sostener a las asociaciones nacionales de enfermería en las necesidades que hayan detectado. El CIE ha instado a sus asociaciones nacionales miembro en todo el mundo a apoyar este fondo y se compromete a garantizar que el apoyo prestado se base en las necesidades de la Orden de Enfermeras de Líbano. También se compromete a asegurarse de que se dirige a las enfermeras en primera línea, algunas de las cuales ya están afrontando dificultades, traumas y repercusiones físicas y mentales en relación con esta tragedia.
“Prometemos y nos comprometemos a permanecer a su lado para apoyarles de manera que no caigan en el olvido,” le ha prometido el Sr. Catton a la Dra. Doumit. “A menudo hablamos como si las estructuras y los edificios fueran lo que conforma nuestros sistemas de salud pero en realidad son las personas: las personas que prestan cuidados y las que los reciben.”
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