Enfermería de cuidados intensivos durante la pandemia, Suecia

DIE COVID-19
13 Julio 2021
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Autor: Tor Leif Rosander, Jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos, Södersjukhuset, Suecia

Tor Leif Rosander trabaja como gestor de segunda línea (por debajo de un gestor sénior) en la unidad de cuidados intensivos del hospital de emergencias Södersjukhuset en el centro de la ciudad de Estocolmo. El hospital cuenta con 4 500 empleados, incluyendo 119 enfermeras de cuidados intensivos, 57 enfermeras auxiliares/prácticas y 600 camas. La UCI dispone de 10 camas pero durante la pandemia su número aumentó hasta 35. En la zona hay bastantes diferencias socioeconómicas en la población.

La responsabilidad de Tor como gestor es principalmente dirigir la unidad de conformidad con la Dirección del hospital. "Es importante contar con rutinas y directrices, así como respetar el presupuesto. También es importante trabajar sobre la base de la evidencia", afirma Tor. El departamento de cuidados hospitalarios solo contrata a enfermeras con formación especializada en cuidados intensivos, lo cual significa que el personal tiene la capacidad de realizar sus funciones académica y analíticamente. Durante la pandemia, también se han reasignado enfermeras de anestesia a la UCI. Una buena forma de trabajar es con los denominados "grupos de mejora" que son completamente interprofesionales. Se asignan días especiales por mejora de la calidad.

Una de las contribuciones más importantes de Tor como gestor es determinar el papel de cada uno y tener confianza en sus conocimientos y competencia. El gestor también tiene la tarea de promover el trabajo en equipo. Es importante que el equipo se apoye mutuamente. Durante la pandemia, las enfermeras experimentadas han asumido una gran responsabilidad para sostener a los colegas más nuevos/principiantes/en los albores de su carrera.

Durante la primavera y el otoño de 2020, las enfermeras se enfrentaron a un virus completamente nuevo, lo cual supuso nuevos fármacos, diferentes respiradores, ropa pesada de protección y, por último pero no por ello menos importante, una gran cantidad de pacientes, de todas las edades, enfermos muy gravemente. El hecho de que algunos de ellos hayan fallecido sin tener a un familiar cercano a su lado ha provocado mucha tensión en el personal. El hospital trajo desarrolladores de cuidados a la unidad para entrevistar al personal y ayudarlo a superar esta experiencia. Lo que ha quedado claro y ha dejado huella psicológica en el personal es la priorización que se ha visto obligado a realizar como por ejemplo establecer quiénes debían tener acceso a los respiradores modernos y quiénes a los modelos más antiguos. Tampoco se puede olvidar que todas las enfermeras tienen también responsabilidades privadas/familiares. Varias tienen parejas que se han visto afectadas por el desempleo durante la pandemia, lo cual ha supuesto que, además de sus largos turnos de trabajo, han pasado a ser la única fuente de ingresos para, en ocasiones, una familia numerosa. Todo ello representa una carga más en una situación ya tensa. Sin embargo, Tor cree que ha habido y sigue habiendo mucho apoyo de grupo en la plantilla.

Cuando le preguntamos a Tor "¿Podremos soportar otra ola del virus?", el responde "Sí, claro que sí pero costará dinero y requiere que los empleadores y el Estado revisen las condiciones laborales y los sueldos para que podamos contratar más colegas y para que los compañeros experimentados quieran quedarse en la profesión".

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