Un nuevo informe del Consejo Internacional de Enfermeras (CIE) señala que la escasez mundial de enfermeras debe tratarse como una emergencia de salud pública de importancia internacional. Afirma que los sistemas de salud en todo el mundo únicamente comenzarán a recuperarse de los efectos de la pandemia y podrán reconstruirse cuando haya suficiente inversión en una fuerza laboral de enfermería bien apoyada.
El informe Recover to Rebuild: Investing in the Nursing Workforce for Health System Effectiveness (Recuperarse para reconstruir: invertir en la fuerza laboral de enfermería para la eficacia del sistema de salud - la versión española de este informe estará disponible en breve), con el Profesor James Buchan y el Director General del CIE Howard Catton como coautores, se basa en el análisis del informe del CIE Apoyar y retener, publicado el año pasado poniendo de manifiesto el terrible impacto de la pandemia tanto en las enfermeras a título individual como en la fuerza laboral de enfermería global.
Recover to rebuild cita más de 100 estudios que señalan que entre el 40% y el 80% de las enfermeras han experimentado síntomas de angustia psicológica, así como tasas de intención de marcharse por parte de las enfermeras en aumento al 20% o más e índices de renovación de personal en hospitales en aumento al 10% o incluso más.
El informe pone de relieve el papel fundamental y a menudo peligroso que han desempeñado las enfermeras durante la pandemia y ofrece evidencia de estudios de enfermeras en Australia, Bélgica, Canadá, República Checa, Alemania, Ghana, India, Irán, Irlanda, Jordania, Malasia, México, Países Bajos, Noruega, Filipinas, Polonia, República de Corea, Rumanía, Sudáfrica, España, Suecia, Emiratos Árabes Unidos, Reino Unido, Estados Unidos de América y otros. La evidencia muestra cómo en el efecto COVID se ha juntado la fragilidad previa de nuestros sistemas de salud y la necesidad inequívoca de inversión sustancial y sostenida.
La Presidenta del CIE, Pamela Cipriano, ha declarado: “Nuestro informe demuestra lo que llevamos diciendo desde el comienzo de la pandemia: las enfermeras estaban en las primeras líneas, a menudo en la línea de fuego, y eso tiene un coste. Las enfermeras son los profesionales capaces de liderarnos para superar esta caída de la atención de salud tras la pandemia pero solo pueden hacerlo si son suficientes, si cuentan con el apoyo y el sueldo adecuados y si los sistemas de salud frágiles en los que trabajan se rejuvenecen con inversiones de los gobiernos en todas partes.
Los sistemas de salud están atravesando dificultades en todo el mundo bajo la presión de lograr contar con suficiente personal, y los líderes saben que la fuerza laboral es fundamental para resolver la crisis sanitaria. En nuestro informe exponemos lo que hay que hacer pero únicamente los líderes gubernamentales pueden hacerlo. Las inversiones que los políticos hagan en la fuerza laboral de enfermería y los sistemas de salud en los que trabajan contribuirán a poner la cobertura sanitaria universal al alcance y darán beneficios a la población durante décadas. Pero el cronómetro está en marcha. Es hora de dejar de ignorar las soluciones y actuar con decisión. Las enfermeras son la fuerza vital esencial para construir comunidades más sanas, que a su vez generan trabajadores sanos y seguridad sanitaria y económica.
El informe indica que el estrés, el agotamiento, las ausencias del trabajo y las huelgas de la fuerza laboral de enfermería son síntomas de la peligrosidad del estado actual de la atención de salud y hay que abordarlos urgentemente para que las enfermeras puedan asumir correctamente su papel central en la recuperación de los sistemas sanitarios a nivel global.
Seguidamente, destaca que confiar en la resiliencia individual de las enfermeras no es una opción y que los gobiernos han de asumir responsabilidades y compensar su inadecuada planificación y respuesta política, que han generado una escasez de enfermería crónica en todo el mundo.
Muchos países no han invertido suficiente en la formación de suficientes enfermeras para cubrir las necesidades de sus poblaciones, señala el informe, lo cual ha llevado a trabajar en exceso y a cargas adicionales para el personal existente, así como a confiar en la solución rápida de la contratación internacional - dañina e insostenible - por parte de las naciones más ricas.
Los países con una larga tradición en la formación de enfermeras ‘para exportar’ también están experimentando problemas en la actualidad, y por ejemplo India ahora padece un gran incremento en la demanda de las enfermeras a nivel nacional, y en Filipinas ahora el gobierno ha reconocido una escasez de hasta 350 000 enfermeras, detectada originariamente por la Asociación de Enfermeras de Filipinas.
Howard Catton ha declarado: “La escasez de enfermeras en todo el mundo ha de considerarse una emergencia de salud pública de importancia internacional y la recuperación de la situación actual ha de ser una prioridad para los gobiernos en todas partes.
El año pasado, proporcionamos evidencia sobre el inmenso coste de la pandemia en términos del bienestar de las enfermeras, y nuestra evidencia más reciente demuestra que no solo sigue teniendo un efecto perjudicial sino que su impacto está creciendo. Muchas enfermeras están abandonando la profesión y aquellas que se quedan están tan preocupadas por las consecuencias de la pandemia en la seguridad del paciente y el bienestar de los colegas que no les queda más opción que emprender acciones laborales o incluso directamente ir a la huelga.
Todo ello está sucediendo en un momento en el que hay un gran retraso en las necesidades de salud sin tratar, un aumento de la demanda de salud y una gran ambición en todo el mundo para alcanzar la salud para todos. La recuperación de la fuerza laboral de enfermería es un prerrequisito esencial para la reconstrucción de nuestros sistemas de salud y pensar lo contrario es fantasear. Y sin una fuerza laboral de enfermería global adecuadamente distribuida, cumplir el objetivo de la salud para todos siempre será una quimera.
James Buchan, Profesor Adjunto, Universidad Tecnológica de Sídney, Australia, ha declarado:
“La situación actual es un resultado directo de la inacción y la ausencia de una visión y plan a largo plazo para la fuerza laboral de enfermería global. La fuerza laboral de enfermería se ha visto gravemente dañada por los traumas de la pandemia, y la necesidad de reconstruir nuestros servicios de salud es una carga adicional que está soportando ahora.
El sistema de salud global no se puede reconstruir sin suficientes enfermeras bien motivadas, formadas y apoyadas. Necesitamos ver respuestas políticas coordinadas, tanto de cara al interior de los países como a nivel internacional, que protejan y apoyen a la fuerza laboral de enfermería global de manera que sea eficaz en su función fundamental de reconstruir nuestros sistemas de salud”.
El informe señala que la solución a la situación actual es que los gobiernos actúen urgentemente y planifiquen el futuro más eficazmente.
Entre las actuaciones inmediatas requeridas está la actualización del informe de la Organización Mundial de la Salud/CIE 2020 Situación de la Enfermería en el Mundo, realizando evaluaciones del impacto de las políticas de los gobiernos en la fuerza laboral de enfermería, compromisos para apoyar el acceso temprano a programas completos de vacunación para todas las enfermeras y la adecuada implementación de niveles seguros de dotación de enfermeras.
También deberían ponerse en marcha planes para revisar y, si procede, ampliar la capacidad de los sistemas de formación de las enfermeras, monitorizar la autosuficiencia de cada país en términos de producción de sus propias enfermeras, invertir en la contratación y la retención de enfermeras y mejorar sus oportunidades para desarrollar su carrera profesional.
Además, debería haber un acuerdo para implementar y evaluar planteamientos eficaces y éticos para la gestión de la oferta internacional de enfermeras, y el compromiso de invertir en la sostenibilidad de la fuerza laboral de enfermería en estados pequeños, estados de renta baja y estados frágiles, que se han visto más gravemente afectados por la pandemia y que son los que más riesgo corren de perder a sus enfermeras a causa de la contratación internacional.
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