El 11 de octubre de 2022, celebramos el 10º aniversario del Día Internacional de la Niña. Las enfermeras desempeñan un papel fundamental en la mejora del acceso de las niñas a la atención de salud impartiendo formación y proporcionando apoyo psicológico, además de cubriendo sus necesidades específicas. Como profesión predominantemente femenina, la enfermería siempre ha cuidado de los suyos y, en este sentido, el Consejo Internacional de Enfermeras (CIE), a través de su Fundación Internacional Florence Nightingale (FNIF), garantiza que las hijas huérfanas de enfermeras continúen su formación. Hoy les traemos una historia de la Presidenta del CIE durante su visita a Esuatini para reunirse con algunas de las niñas cuyas vidas han cambiado gracias al Fondo de Educación para las Niñas.
Por la Dra. Pamela Cipriano Presidenta, Consejo Internacional de Enfermeras
Hoy, Khosi Dlamini, es una mujer de 32 años segura de sí misma y directa con una licenciatura en psicología, si bien su camino en la vida ha estado plagado de tragedias y obstáculos. Cuando no era más que una niña, fallecieron sus dos progenitores y ella y su hermana pequeña se fueron a vivir con sus abuelos, que hicieron todo lo mejor que pudieron pero no tenían dinero para cuotas escolares, uniformes, transporte o ni siquiera para compresas sanitarias.
La historia de Nondunduzo Dlamini, también de 32 años, es similar. Su madre enfermera falleció cuando ella iba al instituto y, siendo la mayor de cuatro, pasó a ser la cabeza de la familia. Creía que todos sus sueños se habían hecho añicos. Pero hoy es empresaria con su propio negocio, además de actuar como mentora para otras chicas.
Estas historias de éxito son gracias al Fondo de Educación para las Niñas (GCEF) lanzado en 2006 en cuatro países subsaharianos: Esuatini, Kenia, Uganda y Zambia para asistir a las niñas huérfanas de enfermeras como Khosi y Nondunduzo con el objetivo de apoyar la escolarización primaria y secundaria de las niñas huérfanas de enfermeras proporcionando cuotas escolares, uniformes y libros. Diseñado e implementado por el Consejo Internacional de Enfermeras (CIE), a través de su Fundación Internacional Florence Nightingale (FNIF), el Fondo trabaja directamente con las asociaciones nacionales de enfermería miembro del CIE al objeto de brindar apoyo directo para cubrir las necesidades de las niñas huérfanas.
Desde la puesta en marcha del programa, más de 400 niñas se han beneficiado del GCEF y 285 se han graduado de la escuela secundaria. En la actualidad, 77 niñas reciben apoyo a través de esta iniciativa.
Como Presidenta del Consejo Internacional de Enfermeras, he tenido el honor de visitar a algunas de las niñas en Esuatini con anterioridad este año. Me recibieron Tiny Dlamini, Coordinadora del GCEF en Esuatini y Precious, su enfermera de apoyo; ambas llevan años trabajando con increíble pasión y dedicación para apoyar a estas niñas. Esta oportunidad de reunirme con algunas de las alumnas del GCEF ha sido una ventana increíble a las vidas de niñas que han experimentado pérdidas significativas en sus vidas y para conocer la importancia que tiene formar parte del GCEF.
Durante nuestra visita, Stella de Sabata, la Gestora del Programa del CIE, y yo nos reunimos primero con cinco niñas, todas ellas en diferentes colegios del país. Eran bastante tímidas y hubo que convencerlas para que compartieran sus historias con nosotros. Fue bonito ver cómo iban sintiéndose cómodas con nosotras durante el tiempo que hemos pasado juntas y nos iban contando lo que más les gustaba de la escuela, sus amigos y su familia.
Individualmente, todas ellas han manifestado la tristeza y las dificultades que a veces experimentan por la pérdida de al menos uno de sus progenitores. Cada niña ha compartido cuánto aprecia poder estar en la escuela y recibir el apoyo de su tutor, de Tiny y de Precious, así como la socialización derivada de formar parte de este programa. Una de las niñas ha mencionado la importancia de tener alguien con quien hablar cuando se sentía muy triste o deprimida, insinuando que algunas niñas en ocasiones tenían incluso pensamientos suicidas.
"El GCEF enseña a las niñas a ser independientes y a no sentir pena de sí mismas por ser huérfanas. Cuando nos reunimos con las demás niñas del programa, podemos compartir las dificultades, cómo es ser huérfana, y saber que no estás sola ayuda", ha comentado Khosi, que sigue apoyando y asesorando a las chicas más jóvenes del GCEF.
Está claro que formar parte del GCEF es motivo de esperanza para todas ellas. Se han dado cuenta y aprecian el apoyo económico que hace posible la escuela, pero son el apoyo y la atención social los que están marcando la verdadera diferencia en sus perspectivas de futuro. Han manifestado un gran aprecio hacia las enfermeras que les apoyan.
Muchos donantes fieles del GCEF recordarán a Nondunduzo del Congreso de 2009 en Durban, Sudáfrica, cuando a sus 19 años ofreció un potente y conmovedor relato de su vida, sus dificultades y sus sueños. En aquellos tiempos, afirmó que quería ser directiva puesto que no deseaba que otros la dirigieran a ella durante el resto de su vida. Hoy, tras haber perdido su trabajo de contabilidad durante la pandemia, su sueño se ha hecho realidad al poner en marcha su propia panadería con el apoyo de una ONG que empodera a mujeres emprendedoras. Dice que ahora quiere devolver lo que ha recibido.
Tanto Tiny como Pauline Ngala, la Coordinadora del GCEF en Kenia, dicen que su trabajo es muy gratificante aunque no sea fácil. Pauline ha comentado:
"Las niñas han trabajado duro para mejorar sus notas en la escuela con el fin de poder ir a la universidad o recibir formación terciaria. Tengo mucho que aconsejar a estas niñas, además de hacer un seguimiento de sus estudios. En los últimos dos años, con la COVID-19, me ha resultado difícil mantener reuniones individuales con ellas. He tenido que depender del teléfono para comunicarme con ellas y he tenido que llamarlas a través de las escuelas, los maestros y los tutores en sus casas. Ha sido complicado; a veces querrías estar cerca de la niña y decirle que la vida no es tan fácil pero que tiene que tener la determinación de trabajar duro en la escuela. Así es como he aprendido a ser paciente con niñas de diferentes grupos étnicos puesto que tienen culturas diferentes. Tienes que disponer de suficiente tiempo. No es tan sencillo como simplemente conocer a una niña y asesorarla sobre varias cosas. A las niñas les lleva tiempo adaptarse, así que he intentado tener mucha paciencia con ellas y he seguido llamándolas".
"Inicialmente las niñas están en riesgo en cuestiones de formación. A medida que apoyas a las niñas, descubres que estás formando a más de una persona. Por ejemplo, hay padres que han fallecido dejando a más de seis niñas, algo abrumador para la mayoría de familias que son muy pobres en Kenia y tienen hijas realmente brillantes. Por eso deseo continuar brindando mi apoyo a estas niñas".
Tiny está de acuerdo:
"Si formas a una niña, también estás formando a la nación. Si formas a una niña, también estás mejorando la situación socioeconómica de cualquier país, comunidad o granja. Cuando sus padres fallecen, se convierten en cabezas de familia pero cuando sigues motivándolas recogen todos los pedazos y suben por la escalera hasta donde están hoy. Estas niñas son mis embajadoras para las demás. Las empoderan.
Son capaces de llevar las riendas de su vida con sus propias manos y toman las decisiones que desean sobre sí mismas. Todo ello me resulta muy motivador".
También hemos tenido la oportunidad de visitar una escuela y conocer a una de las niñas y a su tutora. Tiene un hermano mellizo y suelen hacer todo juntos. Hemos conocido sus intereses en la escuela y cómo es su vida diaria. Una vez más, nos hemos encontrado a una niña muy tímida que aprecia ir a la escuela y que se ha abierto a unos extraños que han querido saber de su vida.
El GCEF está enfocado a ayudar a niñas huérfanas porque son las primeras que pierden el apoyo de sus familias extendidas para acudir a la escuela, y la carga de los cuidados a los familiares enfermos recae desproporcionadamente sobre ellas respecto a los niños.
Según UNICEF , hay 129 millones de niñas sin escolarizar en todo el mundo. Su formación juega un papel clave de cara a mejorar la salud y reducir la pobreza puesto que lleva a menores tasas de natalidad y mortalidad infantil, así como a gozar de una mejor salud, nutrición y equidad en salud. Las niñas con formación tienen ingresos más elevados, lo cual desemboca en una mayor productividad, economías más fuertes y estables, y sociedades resilientes. Por desgracia, la UNESCO denuncia que "de los 59 millones de niños sin escolarizar en edad de recibir educación primaria, 32 millones, es decir más de la mitad, viven en el África subsahariana".
La escolarización de las niñas se financia a través de donaciones de personas a título individual, así como mediante organizaciones públicas y privadas, especialmente enfocadas a la comunidad global de enfermería. Una media de 1400 USD cubre el coste anual de un uniforme, calzado, libros y cuotas escolares para cada niña huérfana.
"Estamos muy agradecidos por la ayuda que recibimos", ha comentado Precious, una enfermera voluntaria en Esuatini. "Necesitan ánimos, apoyo psicológico e incluso físico. Se ponen muy contentas cuando me ven llegar. Y también me está ayudando a mí porque estoy aprendiendo que formar a una niña es una inversión para la familia, para la nación y para todos los que entran en contacto con ella".
Si desean apoyar a las niñas huérfanas de enfermeras para que tengan un futuro mejor y más brillante, hagan el favor de donar al Fondo de Educación para las Niñas mediante tarjeta de crédito, transferencia bancaria o cheque. Para más información sobre el GCEF, pinchen aquí.
Descargar del comunicado aquí